Aprende a diferenciarlas [1a parte]

Antes de entrar de lleno en las 2 familias principales y las fórmulas o variantes en que podemos dividir y diferenciar a las Grandes Cervezas del mundo, comencemos con lo práctico:

De manera informal y en la práctica (sin tanto rollo) te podemos decir que existen 2 tipos de Cervezas:
Las que te quitan la sed… y Las Grandiosas Cervezas que se disfrutan y se aprecian [¡ea!].

Las que quitan la sed son las comunes. Son aquellas que encuentras en todos lados, su sabor es casi nulo, inclusive por que carecen de sabor hasta les ponemos limón o salsas… Son las que bebes en la misma botella ya que como bien dije antes, solo te quitan la sed y no hay nada que apreciarles, lo más curiosos es que erróneamente creemos que «son las mejores del Mundo», no cabe duda que bien dice el dicho «Quien no conoce a DIOS a cualquier barbón se le inca..»

Ojo: Existe un paraiso… ¡date cuenta! son las Grandes Cervezas que se disfrutan y aprecian. Se les bebe y respeta como a los Grandes Vinos, están llenas de sabor y con una grandiosa cultura. Las beben en copas, tarros, cañas, vasos o pintas, depende del estilo y todo esto para que con todos tus sentidos las disfrutes y las aprecies. Son Cervezas Reales que se rigen bajo una ley dictada desde 1516, que te garantiza una bebida de primer nivel…

La Garantía…

La Ley de pureza de 1516

El Papiro que lo respalda

La Ley de la pureza (Reinheitsgebot en alemán) fue decretada el 23 de abril de 1516 por Guillermo IV de Baviera. Se establecía que la cerveza solamente se debía elaborar a partir de 3 ingredientes: agua, malta de cebada y lúpulo. Se cree que es la primera regulación legal de un alimento.
La ley no menciona la levadura, la cual fue descubierta en 1880s por Luis Pasteur como parte del proceso de fermentación de la cerveza. Antes de conocer el mecanismo de fermentación, los cerveceros usualmente tomaban el sedimento de una fermentación previa y lo agregaban a una nueva. Si no lo podían obtener, usualmente ponían una serie de vasijas y en el proceso aparecía «por sí sola» la levadura.
La principal motivación de esta ley se encontraba en que Guillermo IV de Baviera tenía el monopolio de la cebada, de esta manera al no poder comprarle a nadie más un ingrediente básico para la elaboración no solo aumentó sus ventas sino también el precio ya que no tenía otros cereales competidores.
Hoy en día sin embargo se siguen elaborando cervezas que cumplen esta ley aunque la motivación es diferente. Las cervezas que cumplen con la normativa de la Ley de pureza de 1516 son una garantía de calidad y de que no tienen aditivos químicos añadidos. Existen productores memorables que además de estos cuatro elementos, adhieren a sus maltas otros elementos 100% orgánicos, con la intensión de darle un caracter distinto a su caldo para conseguir cervezas más aromáticas y fuertes.